El 06 de octubre de 1986 terminé junto con mi grupo, el J-86, el adiestramiento y firmamos nuestro contrato.Ése día fué la piedra angular de lo que sería la aventura más intensa y maravillosa que fué el volar para una aerolínea única.
Terminó 23 años después,al jubilarme.Siempre perteneceré al aire, no es sólo un trabajo, ni una forma de vivir, es mucho más que eso, es algo que se integra a nuestras moléculas, define cómo somos,cómo pensamos,nuestra percepción del mundo,siempre estaré muy orgullosa de haber pertenecido a Mexicana de Aviación, pasé mucho más tiempo con mi familia aérea que con la terrícola,somos más intensos,más unidos,más empáticos entre nosotros,tripulantes, que con el resto de la gente. Extraño, sí, amo mi vida de terrícola, pero una gran porción de mi espíritu se quedó por allá arriba, en una nube.A toda mi familia de Mexicana de Aviación, desde tierra, les deseo de todo corazón, que sigan surcando los cielos.Que regresen al medio al que pertenecemos, al aire, donde el alma es más libre y ligera.Los quiero y los extraño.Buenos vuelos muy pronto!
Yriá Santiesteban
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